De todas las emociones básicas, tristeza, alegría, miedo, asco… el enfado es la
más seductora. Te envuelve, te atrapa, te ciega, te identifica con tu ego… hasta el punto de que el motivo principal por el que surge el enfado, en la mayoría de veces no tiene nada que ver con lo que verbalizamos.
¿Por qué nos enfadamos? El enfado, la rabia, la ira… son palabras que definen la misma emoción y no se trata de ninguna emoción negativa ya que el enfado aparece cuando salta nuestra alarma interna de que estamos sufriendo una injusticia y nos facilita poner límites a otros.
Sentirse enfadado es algo universal.
Lo sano sería poder reconocerlo, ya que existe una pequeña línea entre poder expresar el malestar (esta parte es la adaptativa y es sana) y no expresarlo (esto es insano) que nos puede llevar a perder el control.
En el taller de «Resolución de Conflictos a Través de Teatro», a través del juego, la improvisación y el humor, experimentamos cómo vivimos y sentimos el enfado a través de diferentes roles.
La finalidad del taller es poder ahondar un poco más en nosotros mismos y de esta forma al conocernos más permitirnos sentirlo y expresarlo de forma sana.
Como decía el filósofo Aristóteles «Cualquiera puede enfadarse, es algo muy sencillo. Pero, enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo».