Desarrollo personal

Aprender a Emprender

Sí, es posible que con todo lo que está cayendo no sean los mejores tiempos para el emprendimiento pero se nos olvida que en realidad, nunca o casi nunca lo fueron. En este país, en la era A.C. (antes del covid), en torno a un 85% de los negocios que se iniciaban acababan cerrando más temprano que tarde. A saber cuántas ideas brillantes con auténticas posibilidades de éxito andarán durmiendo y acumulando polvo en el olvido de algún cajón. Vamos, que nunca fue un camino sencillo esto de emprender.

Ahora bien, cuando los astros se conjugan, el Universo escucha y te dedicas con pasión a encontrar aquello que se te da bien hacer, aquello con lo que disfrutas, que además está alineado con lo que el mercado necesita y a su vez con aquello por lo que hay personas dispuestas a pagar…. ¡guau! Cuando esto sucede, la sensación de plenitud y realización profesional son increíbles. Y entonces te das cuenta de que merece la pena transitar el viaje del héroe del emprendimiento.

Aprendí que, salvo en muy contadas excepciones (que también las hay, por supuesto), el 90% del resultado de una idea de negocio depende de la persona que hay detrás del proyecto; mientras que solo un 10% depende de la propia idea, el plan financiero, la estrategia de marketing o la evolución del mercado.

No tengo la receta mágica del éxito de una nueva idea de negocio, pero sí he podido identificar unas claves básicas, comunes a todos los proyectos que podríamos llamar “exitosos”. Y al hablar de éxito no me refiero solo a grandes números y vistosas ganancias (que también). Me refiero sobre todo al ÉXITO entendido como la sensación de logro, de plenitud y de autorrealización que nos explota por dentro cuando conseguimos algo que primero hemos soñado y después hemos forjado a golpe de dedicación e ilusión.

La primera clave pasa por encontrar el PARA QUÉ de este proyecto. Parece de cajón, pero no debe ser tan obvio cuando ante esta pregunta a menudo nos mostramos incapaces de dar respuestas más allá de “por dinero” o “para crear mi propio puesto de trabajo”. Uf! …. Sí, está bien. Todo está bien, pero te diré que no es suficiente. Cuando lleguen los tiempos difíciles y te atasques, te canses, o no sepas por dónde tirar, necesitarás una motivación mayor que dinero o trabajo. Necesitarás arrancar el motor interno de la energía con un combustible más potente. Por eso te invito a que te preguntes no tanto qué quieres conseguir sino, qué vivencias quieres tener, qué quieres experimentar o que quieres añadir a tu cuenta corriente emocional de sensaciones y experiencias. Porque éste será tu verdadero motor.

La siguiente clave va de tomar las riendas y hacerte responsable de todo aquello que dependa de ti. Esperamos que la economía mejore, que la crisis pase, que Papá Gobierno me facilite las ayudas que necesito para tirar adelante, que mi competencia haga X o Z, que mi producto encaje en el mercado….Esperar, esperar y esperar. Aquí la pregunta que te lanzo es, ¿y tú? ¿qué vas a hacer tú? ¿En serio vas a esperar a que tu producto encaje o….VAS A HACER ALGO PARA QUE ENCAJE? Escuchando al cliente, entrenando tu flexibilidad para adaptarte al mercado, gestionando tu perseverancia, etc, etc, etc…Recuerda que depende de ti.

Y junto a ese “tomar las riendas” y esperar que otros hagan, digan o piensen, entra en juego otra clave fundamental: El compromiso. ¿Qué estás dispuesto a hacer para alcanzar tu sueño? Tú eliges. Puedes hacer 0 o 100. Y todo estará bien. Pero ajusta tus expectativas a tu nivel de compromiso y así, no habrá cabida para la frustración porque sabrás que si tu compromiso es pequeño no podrás alcanzar grandes resultados.

El último ingrediente de este cóctel: Confianza en tus posibilidades. No te estoy hablando de una visión distorsionada de ti ni te invito a que te lances al vacío sin paracaídas, sin hacer números o sin calibrar riesgos. Nada de eso. Te propongo que descubras todo lo que eres capaz de hacer; que identifiques, desempolves y vuelvas a poner en movimiento (porque ya lo hiciste una vez cuando eras pequeñ@), la inmensidad de recursos que te componen y, con todas esas herramientas a mano, empieces a construir unos cimientos seguros que te permitan soltar el miedo y librarte de una imagen empequeñecida de ti mism@ que no te deja avanzar hacia dónde quieres.

De Ana Hernández, una gran maestra, aprendí que no hay buenas ideas sino buenos emprendedores así que, si decides apostar por el fascinante camino del emprendimiento para crear algo con lo que puedas contribuir a mejorar la vida de alguien, siendo tu propio jefe y aportando tu granito de arena hacia un modelo económico sostenible y más humano…. no lo dudes, tu primera empresa eres TÚ.





Nieves Asensio

Coach Ejecutiva

Formadora, facilitadora y entrenadora en competencias emocionales.

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