Estamos llenos de ideas preconcebidas sobre el amor y la pareja. Estas creencias condicionan nuestro comportamiento ante los mismos y las expectativas que generamos hacia nuestra pareja o hacia el concepto de pareja y lo que representa tanto tenerla como no.
Han asociado el concepto de completitud a la pareja, haciéndonos creer que nos falta otra media naranja para sentirnos completos.
No somos seres incompletos, por lo tanto no necesitamos que nadie nos complete.
Si no te sientes completo debes buscar cosas en tu vida que te llenen, que te hagan vibrar. Pero de ningún modo esa responsabilidad puede recaer en tu pareja.
De una lado, porque es peligrosísimo para tu estabilidad. ¿Qué pasa si tu pareja desaparece de tu vida?
De otro lado, porque es una presión desmedida e injusta hacia el otro. Piensa que cada cual tiene sus propias piedras en la mochila y su única responsabilidad es resolver sus propios conflictos para alcanzar esa plenitud y felicidad.
Y está genial andar ese camino juntos y compartirlo, pero el proceso debe ser interno e individual.
No creo en parejas que se hacen felices, sino en personas felices que deciden juntarse.